Cuando se me ocurrió llenar una pared de mujeres enfadadas fue por curiosidad. Quería saber cuál sería la sensación ante un muro lleno de una emoción tan poderosa, y tan reprimida en muchas mujeres, como es el enfado.
A mí la gente enfadada, no la que se enfada bien, sino la que tiene el enfado metido en el cuerpo, me sienta mal, me da dolor de estómago.
Pero el enfado puro, el que surge como una ola en el cuerpo cuando algo está mal y consigue cambios para bien, me inspira.
Con mis mujeres enfadadas quería saber si era capaz de representar enfados puros y poderosos. Pero pronto aprendí que no, que mis enfadadas, quizás porque las pinto yo y a mí las emociones se me mezclan, tienden hacia los enfados revueltos.
También me he dado cuenta de que da más miedo un enfado mezclado con miedo o con dolor. El enfado puro, si alguna vez me sale, es un poco psicópata. Y ante una persona así no hay nada que hacer. Solo huir. Son mucho más interesantes, y humanos, los enfados que se mezclan con decepción.
Para cada mujer que pinto invento un mundo de traumas ancestrales y circunstancias vitales. A través de ellas intento acceder a mi propio enfado, no el que siento cuando pasa algo que me disgusta, ese lo noto sin problema, sino el que tengo escondido en algún lugar de mi ADN. El que pasa desapercibido porque lleva siglos acumulando injusticias que se van quedando como un poso que se transmite de generación en generación. También mis propios enfados reprimidos, los que no pude expresar en su momento, que se quedaron como un huésped no querido en los tejidos de mi cuerpo.
Por suerte para mi familia, pintar estos cuadros llenos de ira, frustración, y rabia me cuesta. Me van saliendo con cuentagotas. Necesito descansar bastante entre cuadro y cuadro. Dedicarme a pintar cosas alegres y bonitas mientras me repongo. Así que tardaré bastante en llenar un muro de mujeres enfadadas.
Pero no importa. Sospecho que pinto como exorcismo. Puede que al limpiar despacio, limpie mejor.
.
La serie de cuadros de mujeres enfadadas se llama Cuestión de prioridades.