A algunos nos toca vivir tiempos y circunstancias peores que a otros. Y estos tiempos que corren, desde dentro, tienen bastante mala pinta. Década perdida en todos los ámbitos. Sin embargo, simplemente con mirar en mi familia, veo que mis abuelos sufrieron las consecuencias de dos guerras mundiales, y la parte española, además, de la civil. Y si es desoladora la destrucción que han causado, y siguen causando, tres décadas de neoliberalismo en su hundimiento final ¿cómo será una guerra?
La locura no se entiende hasta que se siente el vértigo de asomarse al abismo de la mente de un loco. La locura real no hace gracia, aterra. Y en guerras y crisis aflora. Klee, que sufrió las consecuencias de crisis, guerras y locura nazi, siguió siendo capaz de crear sutileza. Quizá sabiendo que cada capa de acuarela le alejaba del horror. Haciendo visibles otras realidades. Concentrándose en lo importante. Resistiendo.
El arte nos saca de la mierda. Nos eleva y nos sana. Por eso los tiranos lo atacan, por eso los especuladores lo ridiculizan. Para anularlo. Para asegurarse de que agachamos la cabeza. Por eso las sociedades más avanzadas son aquellas que tienen el arte más avanzado, más crítico y más significativo. Por eso las personas de los lugares con mejor arte son más libres. Porque el arte de una sociedad expresa su nivel de desarrollo y de libertad.
Los indecentes que nos han metido en este berenjenal acabarán en el lugar histórico que merecen. Quedará el producto sutil de la callada resistencia. Los Klees del arte y de otras disciplinas están en ello. Otras realidades se harán visibles. No quepa duda.
Ilustración: «Conversación», de la serie Percebes feministas.