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Mujeres metarracionales

Uno de los estereotipos de esta sociedad tendente a la misoginia es que las mujeres somos unas irracionales. Como todos los estereotipos que perduran, tiene algo de verdad. Pero incompleta. Y maliciosa. Porque se elige entender la irracionalidad como una carencia de racionalidad. Cuando en realidad lo irracional puede perfectamente significar más allá de la razón, sobrepasándola. Y en su lugar se nos podría llamar arracionales, o metarracionales, con respeto y admiración. La razón es una herramienta excepcional para razonar, pero utilizarla para resolver cuestiones para las que resulta insuficiente, que no son pocas, no es muy, digamos por fastidiar, razonable.

Sin lo irracional no habría intuición, ni creatividad, ni amor incondicional, ni poesía. No existiría el arte. Si yo tuviera que razonar toda mi actividad creativa no crearía nada. Mis vídeos, mis cuadros, mis dibujos, mis textos, todo nacería ya muerto. El arte se nutre de lo irracional, de lo que no se entiende con palabras y números. Si se pudiera reducir a unas frases y encajar en una estructura matemática, por ejemplo, perdería la razón de ser. Y cuando es buen arte y nos llega, lo entendemos con esa parte de nuestro ser que entiende lo que no se puede explicar.

Por eso, cuando se tacha a las mujeres de irracionales, en realidad se está admitiendo una gran ignorancia. Una incapacidad de aceptar el conocimiento sin domesticar, una imposibilidad de procesar la información sin que otra persona la haya masticado antes. Los que acusan a las mujeres de irracionales no tienen imaginación ni humildad, les falta esa parte de la mente que es capaz de ver que existen cosas que no entiende, y que además lo agradece.

El problema en realidad no son los misóginos. El problema es el poder que les damos cuando nos creemos las patéticas justificaciones teóricas que erigen para esconder su miedo a lo que no pueden aprehender. Y cuando, por su influencia, negamos nuestro propio poder. Las personas misóginas sufren al fin y al cabo de un gran vacío porque, aunque sepan razonar, carecen de razón.


Illustración: «La ola de la ira» de la serie Percebes Feministas.

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